Por qué usar plantillas de copy para vender por email es como calentar comida del súper y decir que la cocinaste tú

Hay cosas que uno no debería confesar en público.

 

Pero hay otras que vale la pena contar, aunque duelan un poco, porque traen consigo una gran lección para cualquiera que quiera vender más por email.

 

Hoy te voy a hablar de plantillas.

Pero no de las de Excel.

Sino de las “plantillas millonarias de copywriting” que supuestamente te harán vender como loco.

 

Pero antes, una historia real.

 

Cuando iba en la universidad, tenía una novia a la que le prometía cenas caseras. De esas que te imaginas preparadas con amor, con ingredientes frescos, con música suave de fondo y vino barato para fingir elegancia. Yo le decía: “Te voy a cocinar algo delicioso”.

 

Y sí, había comida.

Y sí, era deliciosa.

Pero no la cociné yo.

 

Lo que hacía en realidad era ir al supermercado, darme una vuelta por la sección de comida preparada, comprar el guisado que mejor oliera, y servirlo en un platito bonito como si fuera mío. A veces hasta lo calentaba antes de que ella llegara, para que la casa oliera como restaurante casero. Y cuando se sentaba a la mesa, ponía mi mejor cara de chef satisfecho. Como si hubiera estado sudando la gota gorda en la cocina por amor.

 

Un engaño elegante.

Pero un engaño al fin.

 

Y aunque nunca me lo dijo directamente, yo sabía que ella lo notaba.

Porque no era estúpida.

Porque siempre lo supo.

 

Y eso es exactamente lo que pasa cuando alguien escribe sus correos o textos de ventas con plantillas de internet.

 

Tú crees que estás improvisando algo convincente.

Tú crees que el lector no se dará cuenta.

Tú crees que la fórmula genérica suena bien.

Pero no.

 

El lector se da cuenta.

 

Porque el lector tampoco es estúpido.

 

Y cuando alguien recibe un correo con frases recicladas, con estructuras que suenan demasiado correctas, con argumentos enlatados y ganchos que han visto mil veces antes, algo en su cabeza se activa. No saben explicarlo con palabras, pero lo sienten.

Y dejan de leer.

Y no hacen clic.

Y no compran.

 

¿Quieres vender más por email?

Entonces deja de calentar guisos del súper y empieza a cocinar en serio.

 

El problema de las plantillas no es que sean malas por sí solas.

El problema es que la mayoría las usa como receta única.

Sin adaptar.

Sin entender.

Sin conectar con la historia real del cliente, ni con su mundo, ni con sus miedos.

 

Y lo peor es que muchos emprendedores se quedan atrapados ahí.

Como si la solución a cada problema fuera buscar otra plantilla más actualizada.

Como si se pudiera pedir al mercado medio kilo de copy para página de ventas y doscientos gramos de CTA para funnels.

 

No funciona así.

No puedes escalar algo que no entiendes.

Y no puedes automatizar lo que nunca conectó en primer lugar.

 

Ahora te lo aterrizo al email marketing.

Porque aquí es donde más se ve este error.

 

Muchos emprendedores mandan correos con asuntos sacados de una lista de “100 fórmulas infalibles”.

Cuerpos de texto que parecen salidos de ChatGPT nivel básico.

Historias inventadas.

Ofertas sin alma.

CTAs que dan pena.

 

¿Y cuál es el resultado?

 

Bajas tasas de apertura.

Clics escasos.

Ventas intermitentes.

Y una lista de correos que cada vez responde menos.

 

¿Por qué?

Porque los suscriptores ya se dieron cuenta.

Y no solo dejaron de abrir los correos.

También dejaron de confiar.

 

Vender por email es un arte.

Un arte narrativo, emocional, estratégico.

Y como todo arte, se aprende con práctica, no con atajos.

 

Yo no uso plantillas.

Y tampoco recomiendo que tú las uses como único recurso.

 

Lo que yo hago es escribir desde la investigación.

Desde el entendimiento profundo del cliente.

Desde su contexto, sus errores pasados, sus intentos fallidos.

Desde su lenguaje real.

Y desde una estructura flexible que convierte ideas en historias y objeciones en oportunidades.

 

Y eso no se consigue copiando y pegando.

Eso se consigue escuchando, leyendo, probando.

Y después, escribiendo.

 

Lo que escribes por email debe sentirse como una cena de verdad.

No como un platillo recalentado del supermercado.

Y si quieres vender todos los días con correos que sí conecten, que sí entretengan, que sí persuadan sin parecer manipuladores… entonces necesitas dejar atrás la mentalidad de las plantillas.

 

Y sí, puede dar miedo empezar sin red.

Pero te prometo algo: cuando descubres cómo funciona el método correcto, escribir correos se vuelve tan natural como hablar con un amigo que confía en ti.

 

Eso es lo que enseño en THE GAME.

 

Un espacio donde te muestro cómo escribir correos que venden sin sonar a vendedor.

Cómo crear una narrativa de marca que te posicione como líder, no como imitador.

Y cómo convertir tu lista de correos en un canal de ventas predecible, sostenible y rentable.

 

Si estás listo para dejar atrás las plantillas y empezar a cocinar en serio, ahí te espero.

 

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Don Gabo.

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