Por Qué Prometer Ventas Es Una De Las Peores Ideas Que Puedes Tener (Y Qué Hacer En Su Lugar)

Este mensaje es para dos tipos de personas.

Para quienes tienen un negocio que usa marketing para vender. Y para quienes ofrecen servicios de marketing.

Y si no eres ninguno de los dos, tal vez estás en el lugar equivocado… o peor, haciendo negocios a ciegas.

Pero si sí estás en una de esas dos categorías, esto te va a doler. Y a ayudar.

Durante una sesión de mentoría con estudiantes de un programa de ventas masivas en bienes raíces, uno de ellos me hizo una pregunta.

Quería saber cómo negociar con un desarrollador para cerrar un trato.

Lo típico: querían aplicar una estrategia que requería inversión en pauta publicitaria, pero ahí estaba el freno.

El desarrollador no quería soltar presupuesto si no se le garantizaban ventas.

Y ahí es donde empieza el problema.

Porque en marketing no se puede garantizar ventas.

Jamás.

Puedes garantizar trabajo, puedes garantizar esfuerzo, puedes garantizar un proceso… pero no el resultado final.

Porque ese resultado depende de muchas variables que no controlas.

No sabes si el cliente está listo para vender. No sabes si el producto tiene demanda real. No sabes si la marca tiene buena reputación. No sabes si la oferta es atractiva.

Y por eso, prometer ventas es como jugar ruleta rusa con la pistola cargada.

Si no se vende nada, quedas como un idiota.

Y si se vende demasiado, también estás jodido… porque el cliente va a esperar que cada vez que abras la boca caiga dinero del cielo.

Y cuando no pase, adivina qué: vas directo al basurero.

Así que la respuesta es clara.

No prometas ventas.

No negocies con clientes que exigen eso.

No te metas en relaciones profesionales donde la presión te obligue a decir cosas que no puedes sostener.

Si tu cliente quiere una garantía de resultados, que mejor vaya a comprarse una licuadora.

Y si tú eres el tipo de cliente que quiere que le juren ventas antes de pagar… estás a punto de convertirte en el peor dolor de cabeza de cualquier agencia o freelance.

Porque cuando no funcione, vas a culpar a todos menos a ti.

Y no vas a aprender nada.

Ahora bien. ¿Significa esto que no se puede vender? ¿Que todo es incierto y mejor no mover un dedo?

No.

Significa que hay una forma mucho más inteligente de hacerlo.

Y es construir un sistema donde no dependas de convencer a nadie. Donde tú tengas el poder. Donde los clientes lleguen a ti. Donde tú elijas con quién trabajar.

Esa es la posición correcta.

Y para llegar ahí, necesitas saber vender sin parecer vendedor.

Necesitas un mensaje tan claro y persuasivo que la gente quiera comprarte sin que tú se lo pidas.

Y eso es exactamente lo que hago para mis clientes.

Redacto sus sitios web.

Diseño sus páginas de ventas.

Escribo sus secuencias de correos.

Creo sus anuncios.

Armo sus funnels.

Todo con una sola meta: que vendan más.

Y sin promesas vacías.

Sólo una: si haces lo que te digo, es muy probable que las cosas cambien.

No es magia. Es copywriting.

Si te interesa que yo escriba para ti, puedes aplicar aquí:

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Don Gabo