Lo que aprendí del Pecas sobre ventas (aunque nadie lo vea venir)
Hay personas que tienen “algo”. No sabes qué es, pero está ahí. No es belleza, ni inteligencia, ni carisma obvio. Es una energía. Una presencia. Un no sé qué, que qué sé yo. Y ese fue el caso del Pecas.
El Pecas es un amigo de la infancia que suelo mencionar bastante. Y lo hago por una razón sencilla: él representa todo lo que parece no funcionar… pero funciona. Es lo que los marketers modernos llamarían “una anomalía estadística”. Pero para mí, siempre fue una fuente de sabiduría no intencionada.
Porque el Pecas era feo. Feo con ganas. De esos que Dios hizo con el molde de la irreverencia. Pero tenía algo que desconcertaba: las mujeres lo adoraban. No era guapo, ni alto, ni musculoso. Pero sabía qué decir, cómo decirlo y cuándo decirlo. Y, sobre todo, sabía venderse.
En las reuniones, en las fiestas, en la escuela. Siempre salía con alguien. Y no por insistente ni por intenso, sino porque dominaba un arte sutil: la percepción.
Una vez escuché a una chica decir: “Tiene un no sé qué, que qué sé yo”. Y me quedé pensando en eso por años.
Mucho después, cuando comencé a vender mis servicios de copywriting, me di cuenta de que lo mismo me pasaba a mí. No con las chicas (porque ya tengo una mujer espectacular), sino con mis páginas de venta.
Una y otra vez recibía comentarios tipo: “Wey, tus páginas están muy básicas. Muy simples. Solo texto. Nada de diseño. Nada de efectos. Nada de videos. ¿Así vendes?”.
Y yo con una sonrisa.
Porque sí, así vendo.
Y no vendo poco.
Vendo como vende el Pecas.
Feo, pero efectivo.
Y lo más divertido es que cuanto más simple hago mis páginas, más convierten.
Porque hay una regla no escrita en el mundo de las ventas que pocos entienden: lo que vende no es lo que ves, sino lo que sientes. Lo que te hacen sentir. Lo que percibes sin darte cuenta.
Es por eso que el Pecas, con toda su fealdad, ligaba más que los guapos con abdominales. Porque sabía activar ese “algo” invisible. Y eso mismo puedes hacer tú, si entiendes lo que estaremos estudiando esta semana.
Hay una técnica. Hay una estructura. Y sí, puede aplicarse en tus correos, en tus páginas, en tus propuestas, y hasta en tu vida personal. Solo que no se enseña en los cursos tradicionales, ni en los videos de YouTube con miniaturas de gente gritando.
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Nos vemos dentro.
Don Gabo.
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