La membresía perfecta para gente sin tiempo (como yo)
Hace algunos años, cuando mi esposa estaba embarazada, vivíamos en casa de mis suegros.
Sí.
Así como lo lees.
Me estaba yendo de la chingada financieramente y tuve que aguantarme la vergüenza y comerme el orgullo. No fue fácil, pero era eso o dejar a mi familia desprotegida.
El caso es que por ahí del séptimo mes de embarazo, a mi suegra se le ocurre que sería buena idea organizar un baby shower. O como ella decía, un beibi chogüer. Ya sabes, esas fiestas para bebés no nacidos… o para la mamá, no tengo idea. Yo solo sabía que había que hacer cosas. Muchas cosas.
Durante esos días yo trabajaba como loco. Día y noche, tratando de resolver el tema del dinero. Desayunaba, comía y cenaba en el escritorio. Cualquier minuto libre era una oportunidad para escribir, prospectar o vender algo. No podía darme el lujo de relajarme.
La noche anterior al evento salí de la oficina (que en realidad era una bodega que me prestaron) a las 9:00 p.m. Llegué a la cocina para ver si había algo de cenar y me encuentro con un espectáculo: mi esposa, mi suegra y un ejército de cartulinas, hojas, tijeras, papeles de colores, silicón caliente y cintas de tela.
—¿Qué hacen? —pregunté con algo de miedo.
—Estamos haciendo las flores para decorar mañana —me dice Alejandra, como si fuera lo más normal del mundo.
—¿Por qué no las compraste hechas? —respondí, con lógica pura y simple.
Error.
Grave error.
Esa noche me dormí a las tres de la mañana terminando flores de papel. Me levanté tres horas después a seguir trabajando como si nada. Mi espalda dolía, mis ojos ardían y mi alma lloraba en silencio. Pero había que cumplir.
Y no fue la única vez. Luego de ese evento vinieron otros. Bodas, bautizos, cumpleaños, fiestas familiares. Y siempre, siempre, a Ale se le ocurre hacer las cosas manuales. Invitaciones a mano. Centros de mesa artesanales. Piñatas personalizadas. ¡Todo!
¿Y sabes por qué puede hacer todo eso?
Porque tiene tiempo.
Y ¿sabes por qué a mí me encabrona que me invite —obligue— a hacerlo con ella?
Porque yo no lo tengo.
Ni un minuto.
Por eso esta membresía que he creado no es para Ale.
Es para mí.
Y para los que son como yo.
Porque yo no tengo tiempo para cursos eternos con 87 módulos de 38 lecciones cada uno. No tengo tiempo para cuatro sesiones semanales de dos horas cada una, con 12 hojas de ejercicios y 6 PDFs descargables que nunca voy a leer.
Yo necesito aprender en el tiempo que tengo. Es decir: rápido, claro y directo.
Y por eso inventé esto.
Una membresía para gente como tú y como yo, que quiere aprender marketing, ventas y redacción persuasiva sin perder tiempo. Lecciones diarias, de 300 palabras o menos, directo a tu correo. Las lees en cinco minutos, las aplicas en el día y avanzas sin estresarte.
No tienes que ver videos. No tienes que conectarte a Zoom. No tienes que hacer tareas.
Solo abrir tu email. Leer. Aplicar. Ganar.
Eso es todo.
Si eres como Ale y te encantan los cursos eternos, los resúmenes en Canva y las presentaciones con emojis, esta membresía no es para ti.
Pero si eres como yo, y cada minuto libre es una batalla contra el reloj…
Entonces te estoy esperando en THE GAME.
Nos vemos adentro.
Don Gabo.
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