La filosofía de la Naye (y por qué quizás deberías rendirte)
En la vida hay personas que, sin querer, te sueltan lecciones más poderosas que cualquier gurú de Instagram.
Una de esas personas se llama Naye.
Es una amiga mía. Divertida. Brillante. Genuina.
Y sí, ella misma reconoce que tiene algunos kilitos de más. Bueno, muchos. Muchos. Muchos.
Una tarde cualquiera, mientras hablábamos de cuerpos bellos y cuerpos no tan bellos, me soltó una frase que me dejó pensando.
— No wey. No puedo ir al gimnasio porque no tengo tiempo.
Yo, con mis aires de psicólogo barato y mi voz de motivador de TikTok, le dije:
— Levántate dos horas antes y ahí vas al gimnasio.
Y aquí es donde empezó la masacre.
— Wey. ¿Qué pendejada acabas de decir? Si yo pudiera dormirme a la misma hora y levantarme dos horas antes sin problema… ¿No crees que ya lo habría hecho?
Yo intenté mantener la compostura.
— Bueno, puedes cambiar tus hábitos nocturnos. Dormirte más temprano.
— ¿Así de fácil?
Me miró con cara de “no mames”.
— Pues sí… —balbuceé.
— ¡No mames, wey! ¿Sabes por qué soy feliz a pesar de mi cuerpo, mi novio y mis horarios caóticos?
Me quedé en silencio.
— Porque me conozco. Y sé de qué soy capaz… y de qué no.
Y estoy en paz con eso.
Boom.
Nada de “disciplinarse hasta las lágrimas”. Nada de “vamos a reprogramar el subconsciente”. Solo una verdad brutal: si no vas a hacerlo, deja de fingir que lo harás.
En otras palabras: si ya sabes que no vas a tener dos horas al día para ir al gym, deja de andar posteando frases de superación personal mientras comes papas con chile viendo Netflix.
Y es que esa sabiduría, por más cotorra que parezca, se aplica a todo.
Incluidos los cursos online.
¿Sabías que solo el 3.13% de las personas que se inscriben en un curso digital lo terminan? O sea, de cada 100 personas, solo 3 y un pedazo de brazo llegan al final.
El resto abandona en la primera curva.
Y tiene sentido.
La mayoría no tiene tiempo. No tiene ganas. No tiene constancia. Y eso está bien, siempre y cuando lo aceptes.
Yo mismo, que escribo correos todos los días, tengo una esposa norteña, un hijo que me asalta la oficina cada 12 minutos, juego fútbol, voy al gimnasio y llevo tres empresas… no tengo tiempo para ver 40 horas de videos, ni para clases de Zoom los jueves a las 6 PM.
Por eso creé un negocio para gente como yo. Gente ocupada. Gente con ganas de aprender, pero que no quiere pasar su vida frente a una pantalla viendo cómo alguien te dice lo obvio en cámara lenta.
Una lección corta.
Un email diario.
De 300 a 500 palabras.
Sin videos. Sin PDFs. Sin tareas.
Solo puro contenido práctico y entretenido que puedes leer incluso mientras estás en el baño. Literal.
Y lo mejor: no te habla un robot. Te hablo yo. Con historias. Con ejemplos. Con marketing que funciona en la vida real, no en la fantasía de los lanzamientos eternos.
¿Quieres aprender copywriting, ventas y marketing digital en 5 minutos al día?
Entonces este juego es para ti.
Está aquí:
Nos vemos dentro.
Don Gabo.
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