Cómo fidelizar a tus clientes (y vender más) con una simple pizza gratis

estrategia

Hace unos días me hospedé en un hotel en Bogotá.

 

Una noche, después de un día largo, decidí quedarme a cenar en el restaurante del hotel para evitar salir a congelarme en las calles.

 

Y sin querer, viví una historia que me dejó dos lecciones brutales sobre negociación y servicio al cliente.

 

Ambas te van a servir si tienes un negocio, sobre todo si vendes por email.

 

Así fue:

 

Llegué al restaurante a eso de las 7:15 pm.

 

Vi a un par de chicas trabajando en la barra, así que me acerqué para preguntar si ahí podía pedir algo para cenar.

 

— En la mesa, usted siéntese y yo me acerco —me respondió una de ellas, con un tono que sonaba más a “no me estés chingando” que a bienvenida cordial.

 

Pero obedecí. Me senté, esperando mi turno con paciencia.

 

Pasaron los minutos. Diez. Quince. Veinte.

 

Las meseras iban y venían, pero a mí, ni me pelaban.

 

Así que me levanté, me acerqué de nuevo al bar y le pregunté a la misma chica:

 

— ¿Qué tal las pizzas colombianas? ¿Valen la pena?

 

— Buenísimas. ¿Le preparo una?

 

— Por favor. Y una Corona con limón.

 

Me fui a sentar otra vez. En pocos minutos me trajeron la chela.

 

Dije: “Bien, ya voy a cenar”.

 

Ingenuo yo.

 

A esa hora llegó la persona con quien me había quedado de ver para platicar.

 

Y la pizza… brillaba por su ausencia.

 

Mientras conversábamos, vimos cómo los demás clientes llegaban, pedían, cenaban y se iban.

 

A nosotros nadie se nos acercaba.

 

Era tan ridículo que hasta parecía discriminación estética.

 

Así que me levanté una vez más y le solté:

 

— Yo creo que mi pizza ya no estuvo, ¿verdad?

 

La chica me vio con cara de “¿qué pizza?”, revisó en la computadora y ahí estaba mi orden, olvidada en el sistema como un correo sin abrir.

 

— Ay señor, qué pena. Ya se la preparamos. Qué pena con usted.

 

— No, ya no te preocupes. Ya se me fue el hambre. Solo tráeme otra Corona, por favor.

 

Y me regresé a la mesa.

 

La chica volvió un rato después, visiblemente nerviosa, disculpándose y diciéndome que no quería tener problemas con el hotel por su error.

 

Le dije que todo bien. Incluso le mencioné que usaría esta historia en uno de mis correos.

 

Y así fue.

 

Minutos después regresó con la pizza en la mano.

 

— Esta es cortesía del hotel.

 

Yo me hice el difícil: “No, no era necesario… bueno, ya que insistes, déjala aquí”.

 

Y la disfruté como si fuera la mejor pizza de mi vida.

 

Porque era gratis, claro.

 

Ahora, aquí van las dos lecciones importantes para vender más por email (o en cualquier negocio):

 

1. El error no mata, pero no saber corregirlo sí. 

 

La mesera y el hotel cometieron un error.

 

Pero supieron repararlo.

 

Y lo hicieron bien.

 

Me dieron una pizza gratis, sin que yo la pidiera.

 

Eso no solo compensó el fallo, sino que me hizo sentir valorado como cliente.

 

¿Y qué crees que pasó?

 

Al día siguiente, le dejé una buena propina a la mesera.

 

Y aunque no me hospede ahí pronto, el día que vuelva a Bogotá, ya sé a qué hotel regresaré.

 

Porque la fidelidad nace del detalle.

 

2. Hay formas sutiles de influir sin ser agresivo. 

 

Yo provoqué esa reacción con intención.

 

No fui grosero, no hice un escándalo.

 

Solo mostré calma, desapego y un poquito de incomodidad.

 

Y el efecto fue mucho más fuerte que si me hubiera puesto loco.

 

¿Y sabes qué?

 

Ese mismo principio se puede aplicar en tus emails para vender.

 

Cuando sabes mover las emociones correctas, sin necesidad de gritar, las personas se sienten atraídas por tu oferta de forma natural.

 

Eso lo enseñaré paso a paso en mi próximo taller.

 

Un espacio donde aprenderás a crear correos tan persuasivos, que podrías vender incluso si trabajaras en Gayosso.

 

Pero mientras eso llega, puedes hacer dos cosas:

  1. Si quieres que yo escriba tus emails y te ayude a vender más, aún estás a tiempo.

  2. Si prefieres aprender a hacerlo tú, empieza por aquí:

 

THE GAME – La secuencia secreta para aprender email marketing de alto nivel

 

Porque no hay nada más rentable que un buen email.

 

Ni siquiera la pizza gratis.

 

Don Gabo.

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