Cómo evitar clientes limosneros y con garrote (sin perder ventas)

Si alguna vez has tenido un cliente que pide descuentos, paga tarde y además exige que le entregues tu alma… este artículo es para ti.

Hoy te quiero contar una historia real que parece chiste, pero encierra una de las lecciones más importantes para cualquier persona que venda en internet.

Cuando yo era niño, crecí en un barrio donde salir a jugar a la calle era la rutina diaria.

Nada de iPads, iPhones ni videojuegos de última generación.

Jugábamos a las escondidas, carreras de bici, estop, avioncito, y las clásicas retas de fútbol “de a chesco”.

La banda de niños era tan grande que, cuando había cumpleaños, los papás del festejado tenían que comprar dos pasteles para que alcanzara. A veces ni así. A algunos no les tocaba. Pero no había drama.

Bueno… casi siempre.

Porque había un personaje —que seguramente tú también tenías en tu infancia— que siempre cruzaba la línea de lo aceptable. En mi caso, ese personaje era mi primo, El Rudo.

El Rudo tenía una costumbre bastante… despreciable.

Siempre se formaba al principio cuando partían el pastel. Normal. Hasta ahí todo bien.

Le daban su pedazo, se lo comía en chinga y luego… se volvía a formar. Como si nadie lo notara. Pero no solo eso.

Pedía DOS pedazos más. Y los quería con fresa encima.

Sí. Leíste bien.

Limosnero… y con garrote.

Exigente. Sin vergüenza. Y sin el menor sentido de respeto por los demás.

En su mundo, la vida giraba alrededor de su antojo y su impunidad infantil.

Ahora que lo pienso, muchos negocios se enfrentan a su propia versión del Rudo todos los días.

Clientes que piden todo barato. Que se atrasan en los pagos. Que exigen de más. Que quieren “una pruebita” o “un descuentito”, pero luego te mandan mensajes de voz de 10 minutos con 32 exigencias.

Y lo peor: si los complaces, no solo no agradecen, sino que se sienten con derecho a exigir aún más.

Como El Rudo pidiendo fresa encima.

¿Y sabes cuál es el problema?

Que muchas veces, por miedo a perder una venta, los negocios ceden.

Y ese es el error.

Porque cada vez que aceptas trabajar con un cliente limosnero y con garrote, estás alejando a los clientes que sí valoran tu trabajo. Los que pagan bien. Los que confían. Los que quieren que tú lideres. Los que no te quitan energía… te la multiplican.

El mercado está lleno de ambos.

Y tú decides con quién trabajar.

En mi caso, hace años descubrí una estrategia para filtrar a los Rudos y atraer a los buenos. Una forma sencilla, directa y elegante de poner límites sin perder autoridad ni ventas.

Una técnica que aplico todos los días para mí y para mis clientes de copywriting.

Porque el problema no es el cliente.

El problema es tu mensaje.

Si tu comunicación es ambigua, atraerás a todos.

Si tu copy es débil, llegarán los que huelen miedo y exigen más por menos.

Pero si escribes con claridad, personalidad y postura… atraerás a los correctos.

Los que están dispuestos a pagar lo que vale.

Los que entienden el valor de tu trabajo sin que tengas que gritarlo.

Los que no piden fresa encima. Piden resultados.

¿Quieres aprender a escribir así?

Entonces es momento de entrar a THE GAME.

Aquí te muestro cómo hacerlo paso a paso.

www.dongabo.com

Don Gabo.