¿Tus emails parecen del circo de los hermanos Gazca?
Hay una forma muy sencilla de arruinar por completo el impacto de un email: redactarlo como si fuera el volante publicitario de un circo de tercera.
Y no lo digo como una metáfora. Lo digo porque eso fue exactamente lo que me pasó hace unos días.
Estaba en plena urgencia. Ya sabes, ese clásico mensaje de “wey, ayúdame con el copy de tal tema para enviarlo ahora”. Sin contexto. Sin espacio. Sin aire. Así que me puse a escribir en chinga. A escupir frases. A improvisar sin pensar en nada más que cumplir con la maldita entrega.
Y como suele pasar cuando uno escribe apurado, terminé mandando un texto que ni siquiera revisé. Sin edición. Sin filtros. Sin darle una segunda vuelta. Valiéndome madre todo.
Unos minutos después, me llega un mensaje de un amigo que también estaba en esa lista de correos. Me dice, entre risas: “Ese copy está bien bajo de flow… parece volante de circo de los hermanos Gazca”.
Y cuando releí lo que había escrito, no pude hacer otra cosa más que asentir.
Tenía razón.
La redacción era chillona, forzada, sin ritmo. De esas que suenan a que alguien está tratando de venderte a gritos una entrada al espectáculo de las focas bailarinas con luces de neón y payasos tristes. Todo mal.
Ahora, más allá de entrar hoy en detalle sobre qué carajos significa tener “flow” al escribir —que es tema para otro día—, lo importante es detenerse un momento y reconocer dos verdades ineludibles para cualquiera que esté vendiendo por correo.
Primera verdad: si escribes con prisa, es muy probable que tu mensaje pierda todo su poder. No importa qué tan bueno seas. No importa si tienes años escribiendo. Cuando redactas con el reloj en la nuca y con ansiedad en el estómago, lo más probable es que el resultado esté lleno de clichés, de fórmulas recicladas, de frases flojas que no emocionan ni convencen. El copy pierde textura. Pierde matices. Pierde alma.
Segunda verdad: la edición es, literalmente, el cuarenta por ciento del trabajo de escritura. Y eso no lo digo yo, lo dice uno de mis mentores más estrictos. Y tiene razón. Porque editar no es corregir errores de ortografía. Editar es tallar el texto como si fuera mármol. Es quitarle lo que sobra. Es ajustar el ritmo. Es limpiar el mensaje. Es, en esencia, convertir un boceto en una pieza que puede sostenerse sola. Yo, en esta ocasión, no lo hice. Me valió. Y por eso mandé un mensaje que parecía una caricatura de lo que enseño.
Y aquí es donde quiero dejarte una lección que, si escribes correos para vender —ya sea para ti o para tus clientes—, te va a ahorrar dolores de cabeza, correos ignorados y oportunidades perdidas: nunca entregues un email sin revisarlo, aunque sea por cinco minutos.
No te digo que te tardes tres días en reescribirlo. No te pido que contrates a un editor profesional. Pero al menos vuelve a leerlo en voz alta. Escucha cómo suena. Pregúntate si emociona. Si atrapa. Si tiene cadencia. Si parece una conversación real o un jingle mal escrito para promocionar churros en una feria.
Porque cada vez que mandas un correo sin esa mínima revisión, estás empujando a tu lector a pensar que eres uno más del montón. Que escribes por cumplir. Que no te importa si el mensaje conecta o no. Y eso, en un mundo donde el inbox está lleno de basura, es la forma más rápida de perder tu autoridad.
Ahora bien, si estás en un momento donde tienes que escribir correos urgentes, porque estás lanzando, vendiendo, activando una campaña o simplemente porque la vida no te deja margen para respirar, entonces la solución no es improvisar. La solución es tener un sistema.
Un sistema que te permita redactar emails sin depender de la inspiración. Que te dé una estructura clara para que puedas escribir rápido, pero sin perder el tono, ni el mensaje, ni la conexión con tu lector. Y eso es exactamente lo que enseño en The Game.
The Game no es solo una secuencia automatizada. Es una arquitectura textual que puedes aplicar una y otra vez para construir correos que se leen, se disfrutan y, sobre todo, venden. Sin parecer el anuncio chillón de un circo en decadencia. Es un entrenamiento donde te muestro cómo diseñar secuencias de bienvenida que convierten, cómo ofrecerlas a clientes que las pagan entre $1,000 y $4,000 dólares, y cómo transformar ese conocimiento en un servicio mensual de redacción que puedes vender desde $300 hasta $1,000 dólares al mes.
Y si crees que esto es solo para copywriters, te equivocas. Cualquier emprendedor, coach, asesor o profesional que use el email como canal de ventas necesita dominar este enfoque. Porque no se trata solo de escribir bonito. Se trata de construir relaciones por texto. De posicionarte. De influir. De educar. Y sí, de vender sin urgencias falsas ni promesas infladas.
Así que si alguna vez te han dicho que tu copy “parece volante de circo”… si has sentido que tus correos no tienen el flow que deberían… si quieres dejar de escribir con miedo, con prisa o con pena… entonces te invito a entrar a The Game.
Ahí está el entrenamiento.
Ahí está el sistema.
Ahí está la manera de escribir correos que venden sin parecer anuncios reciclados de 1995.
Haz clic aquí para entrar:
Y recuerda:
Un buen email puede vender por ti mientras duermes.
Un mal email solo sirve para que la gente se burle de ti en voz baja.
Tú eliges.
Ingresa a The Game y Aprende Email Marketing de Alto Nivel
Al suscribirte aceptas recibir emails donde te vendo.